Ayuntamiento de Temascaltepec

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Matlatzincas

Pueblos indígenas de México contemporáneo


Los pobladores Matlatzincas de san francisco Oxtotilpan, únicos descendientes de los aguerridos y poderosos señores que en la época prehispánica construyeron importantes centros políticos y ceremoniales entre otros Teotenango y Calixtlahuaca, integrantes también del señorío que dominó el extenso territorio habitado por otomíes, mazahuas, ocuiltecas y nahuas conocido como Valle de Matlatzinco, hoy Valle de Toluca, con la afirmación “somos Matlatzincas” sintetizan más de 500 años de resistencia cultural. Desde que el dominio mexica se impuso en la región, luego durante la Conquista española y actualmente ante el embate de los procesos mundiales de la economía, los Matlatzincas han logrado, a través de la dinámica de largos procesos históricos, mantener vigentes sus ricas tradiciones, que los identifican como poseedores y herederos de un valioso patrimonio cultural.

Los antiguos pobladores del valle de Matlatzinco

Tanto la investigación arqueológica como el análisis en fuentes documentales han contribuido significativamente en el estudio de los primeros asentamientos en el Valle de Matlatzinco, cuyo origen y desarrollo histórico se remontan a épocas muy tempranas; las evidencias arqueológicas nos revelan una antigüedad de 3,000 años a.c. Este proceso de poblamiento, a lo largo de varios años, se caracterizó por movimientos, descensos y crecimientos demográficos, estableciéndose relaciones muy estrechas entre los habitantes de esta región y los de la vecina cuenca de México, en particular de Teotihuacan.

Sin embargo, no fue sino hasta el siglo VII d.c. cuando en el Valle de Matlatzinco se originó un intenso crecimiento demográfico atribuido a la migración masiva de la población de Teotihuacan, que atravesaba por el periodo de su devastación.
Son varias las razones que explican estas intensas oleadas migratorias al Valle: por un lado, su ubicación estratégica, pues en este territorio circulaban bienes de diversas regiones y, por el otro, la gran fertilidad agrícola de sus suelos; los abundantes recursos naturales, provenientes tanto del bosque como de la zona lacustre, contribuyeron a hacer del Valle un lugar ideal para los asentamientos humanos. La lucha por el control de los recursos naturales y el crecimiento demográfico fueron precisamente los elementos que ayudaron a que las relaciones se volvieran cada vez más conflictivas entre los diversos grupos de origen otomiano que habitaban el Valle, destacando los Matlatzincas como el grupo preponderante; de allí que en esta época dicho territorio fuera conocido como Valle de Matlatzinco y en el periodo virreinal, como Provincia Matlatzinca.

Para recordar: Teotenango y Calixtlahuaca

El predominio del señorío Matlatzinca se apoyó en la fundación de varios sitios importantes, entre ellos Teotenango y Calixtlahuaca, situados en la región centro occidente y suroeste del Valle.

Teotenango fue en un inicio un centro religioso administrativo y, posteriormente, militarista; ubicado estratégicamente sobre el cerro Tetépetl, en él residían los sacerdotes y gobernantes, junto con artesanos, artistas, comerciantes, sirvientes y otros habitantes encargados de diversas ocupaciones. En este sitio se construyeron conjuntos habitacionales de varios cuartos, hechos con muros de lodo endurecido al fuego, lo mismo que temascales o baños de vapor, todo lo cual quedó cubierto por estructuras de periodos posteriores.

En este centro, que comprendía el Sistema del Norte (900-1200 d.C.), floreció la arquitectura y la escultura, y el uso del calendario; se construyeron basamentos para templos, plazas ceremoniales, altares, juego de pelota, mercado, calles, edificios administrativos y conjuntos habitacionales, así como cierto número de chozas o cuartos asentados sobre plataformas, diseminadas por el lado sur del cerro. Existió aquí un rígido adiestramiento militar; utilizaban los arcos y flechas, hondas, mazos, espadas de madera con filos de obsidiana, lanzas y mallas de algodón. Teotenango fue una ciudad fortificada, construida en lo alto del cerro con fines defensivos; poseía plataformas escalonadas revestidas con altos muros de contención, difíciles de escalar; en esta época sobresalió el culto a Quetzalcóatl.

Por su parte, Calixtlahuaca fue principalmente un centro cívico religioso, ubicado también en la cima de un cerro, el Tanismó; este sitio se componía de 17 monumentos, y uno de los más importantes era el templo dedicado a Quetzalcóatl. La población de Calixtlahuaca se hallaba asentada en la margen occidental del Río Lerma, considerada la zona más fértil del Valle. Quizás esta característica, que hacía a la zona altamente codiciada, propició que los Matlatzincas, ubicados en estas tierras tan pródigas, se impusieran ante los otros grupos para mantener su posesión y dominio. En el aspecto religioso, tenían como principales advocaciones a Tlamatzíncatl, dios de los Matlatzincas, y a Mixcóatl, de origen nahua, cuyo culto pudo haber sido introducido por los chichimecas; sin embargo, los dioses más importantes fueron el “Padre Viejo” (el sol), “la Madre Vieja” (la luna), el dios Coltzin, deidad de carácter agrícola, y Otontecuhtli, dios del fuego de los otomíes.

Las conquistas militares en la región

El afán expansionista y hegemónico del señorío mexica y su deseo de controlar la producción agrícola, lacustre y forestal del Valle de Matlatzinco desembocaron en la conquista de la región, encabezada por el rey Axayácatl y sus aliados texcocanos y tepanecas. Con la conquista de Axayácatl, que tuvo lugar entre 1474 y 1476, los principales señoríos Matlatzincas fueron obligados a pagar al Imperio mexica dos tipos de tributo: uno anual, consistente en maíz, frijol, huautli, chía, armaduras y rodelas con labores de plumas preciosas, y otro semestral, compuesto de mantas, ixtle y algodón. A partir de este sometimiento, los mexicas se asentaron en el territorio e impusieron el náhuatl entre los otomianos, desplazando con ello la lengua Matlatzinca. A raíz de esta invasión, se origina una gran disminución de la población conquistada, que probablemente se ve obligada a huir hacia otras regiones antes que someterse a los conquistadores. Varios núcleos de población Matlatzinca se dirigieron a la región purépecha, estableciéndose en Charo-Matlatzinco, Taymeo y Necotlán. Proporcionalmente, se dio un aumento en el número de hablantes de lengua otomí, de mazahua y de náhuatl, en detrimento del Matlatzinca.

Por último, hacia 1560 los Matlatzincas sufren otra conquista, ahora por los españoles, que obligan a quienes vivían en el cerro a bajar para fundar, en las faldas del mismo, la Villa de Tenango. Con la conquista de Axayácatl, que tuvo lugar en 1474 y 1476, los principales señoríos Matlatzincas fueron obligados a pagar tributo al Imperio mexica.

La región minera: El Real de Temascaltepec y los Matlatzincas de San Francisco Oxtotilpanen el siglo XVI

El Real de Temascaltepec, zona de vital interés para los españoles, muy pronto, gracias a su gran potencial minero, se constituyó en un espacio geográfico rodeado de centros poblacionales que abastecían de productos agrícolas y mano de obra indígena a las minas. Precisamente, un mapa del Real de Temascaltepec del siglo XVI nos confirma que para esta época San Francisco Oxtotilpan ya se encontraba asentado en la región. En la antigüedad, este poblado formaba parte de una unidad político territorial, conocida como Los Ranchos, compuesta por tres pueblos de distinto origen étnico: el propio San Francisco, con población Matlatzinca, y San Miguel y San Mateo con población náhuatl. Esta interrelación multilingüística no era nada nuevo, pues, como recordaremos, la convivencia de grupos de distinta filiación étnica en un mismo espacio territorial formaba parte del patrón de asentamiento prehispánico característico en el Valle de Matlatzinco. La relativa cercanía y la ubicación directa en relación con las minas, nos hace suponer que San Francisco, San Miguel y San Mateo formaron parte de la inicial población que proveía de los recursos necesarios a las minas (véase mapa).

Los Ranchos

Los Ranchos: San Francisco Oxtotilpany San Mateo en el Real de Temascaltepec en el siglo XVI.



La lucha por la tierra

La lucha por la tierra constituye uno de los elementos fundamentales que proporciona un sentido de pertenencia y unidad a quienes trabajan en ella. Una vez que las haciendas hicieron su aparición en toda la Nueva España durante la época colonial, a las comunidades indígenas les fueron arrebatadas gran parte de sus tierras; los Matlatzincas no fueron la excepción: el registro histórico nos confirma su continua resistencia ante el despojo de sus tierras, perpetrado a lo largo de varios años por los distintos dueños de la hacienda La Gavia la más grande del Estado de México, asentada en la región.

Las quejas y pleitos de los pobladores de Los Ranchos, ante la usurpación no sólo de las tierras cultivables que originalmente les pertenecían sino también del ganado lanar y de los recursos que éstos obtenían del bosque, fueron constantes hasta el siglo pasado, cuando, finalmente, lograron la restitución de sus tierras.


Pueblos Indígenas del México contemporáneo


El registro histórico nos confirma su continua resistencia ante el despojo de sus tierras, perpetrado por los distintos dueños de la hacienda La Gavia.

San Francisco Oxtotilpan: entre el bosque y en el valle

Un paisaje formado por bosques de altos pinos, encinos y oyameles son el marco natural que rodea un pequeño valle, en el que habitan los Matlatzincas; se trata de San Francisco Oxtotilpan, poblado perteneciente al municipio de Temascaltepec, Estado de México. San Francisco colinda con dos poblados nahuas: San Mateo Almomoloa y San Miguel Oxtotilpan, con quienes mantiene importantes relaciones de tipo comercial, social y religioso. La localidad se ubica al suroeste de la ciudad de Toluca, a una distancia de 36 kilómetros, y a un lado de la carretera federal Toluca- Temascaltepec, misma que conduce a Zihuatanejo, Guerrero.

Al pie del legendario Xinantécatl, San Francisco Oxtotilpan, ubicado a una altitud de 2,700 metros sobre el nivel del mar, posee un clima subhúmedo. La localidad está rodeada por varios montes, entre ellos el Zinacantepec, la Sierra de Temascaltepec y Valle de Bravo. A lo largo de San Francisco, corre el río Verde, uno de los afluentes del río Balsas que nace en el Nevado de Toluca. Actualmente, el caudal de este río es aprovechado para los cultivos de regadío.

La población se halla dividida en siete barrios o colonias: Las Manzanas, Santa Teresa, El Panteón, Las Mesas, Los Remedios o El Polvorín, Los Pinos y Buenos Aires. El patrón de asentamiento de la población es semidisperso; las casas y los barrios se encuentran muy alejados y desperdigados a lo largo y ancho del Valle; al lado de cada pequeña casa se encuentran los campos de cultivo. En el centro del poblado se halla una pequeña plaza en donde se concentra la iglesia, un centro de salud, un auditorio, el edificio delegacional y dos escuelas de enseñanza básica (preescolar y primaria). Además, los Matlatzincas cuentan con una telesecundaria y un centro de bachillerato, este último inaugurado recientemente.

San Francisco Oxtotilpan

San Francisco Oxtotilpan: entre el bosque y en el valle. Temascaltepec, Estado de México.
Fotógrafa Alma García,2000.
Acervo personal.

 

La subsistencia y las alternativas

La principal actividad de subsistencia en San Francisco Oxtotilpanes la agricultura de temporal y el cultivo básico es el maíz además del frijol y la calabaza, como en muchas otras poblaciones rurales de nuestro país, pero aquí también se recurre al cultivo de regadío, obteniéndose productos como el haba, básicamente de autoconsumo, el chícharo y la papa, que se destinan a la comercialización. No obstante, los ingresos que obtienen los Matlatzincas de su venta son ínfimos, pues la mayoría de ellos no cuenta con vehículos para transportar los productos a los mercados de la ciudad de Toluca y a los del Distrito Federal, situación que en buena medida los obliga a aceptar los irrisorios precios que los compradores provenientes de distintos mercados de la región les pagan en la propia población. Sólo quienes poseen algún medio de transporte pueden obtener mejores precios por la venta de sus productos.

Lo anterior ha ocasionado que no pocos campesinos abandonen el cultivo, sobre todo de papa. La dieta básica consiste principalmente en maíz, frijol, chile, habas, hierbas del monte y, sólo en época de recolección, hongos comestibles. La carne se consume en pocas ocasiones, por ejemplo, en las festividades. Cultivan también árboles frutales y varias hortalizas en sus huertos familiares. La cría de animales domésticos constituye otra fuente de ingresos, lo mismo que el trabajo asalariado en el caso de la población migrante y de quienes se emplean como jornaleros en la misma localidad.

El tipo de tenencia de la tierra es generalmente la propiedad privada. Sin embargo, existe un continuo fraccionamiento de las parcelas, tanto por cuestiones de herencia como por la falta de recursos económicos que incrementen su productividad. Quienes no poseen terreno, se emplean casi siempre como jornaleros en las tierras que tienen acceso a los canales de riego, en donde, como ya mencionamos, se siembra chícharo, haba y, en menor cantidad, papa. Algunos campesinos rentan su tierra. Las tierras comunales y ejidales forman parte también del tipo de tenencia de la tierra; estas últimas se ubican en las laderas de los bosques que rodean al poblado y, debido a lo accidentado del terreno, en ellas se lleva a pastar a los animales, se recoge leña, se recolectan plantas y se corta madera. El entorno ecológico en el cual se encuentra la población Matlatzinca los provee de plantas, de madera para la construcción de sus casas y de leña para cocinar; asimismo, el poblado ha otorgado la concesión de un aserradero y una mina de arena a empresas particulares, en donde se emplean algunos de los habitantes. Se suma a ello la licencia de una gasolinera, que proporciona también trabajo a varios de ellos. La ganadería de bovinos y la cría de truchas en pequeña escala sólo por algunas familias es otra alternativa económica a la cual recurren los pobladores de San Francisco. A pesar de estas dinámicas productivas, a las cuales tiene acceso la población, la mayoría de los habitantes viven en condiciones precarias, pues los escasos ingresos apenas cubren sus necesidades básicas de alimentación.

Organización política, social y religiosa las autoridades civiles

El Jefe Supremo constituye la autoridad máxima de carácter tradicional que representa oficialmente a los Matlatzincas de San Francisco Oxtotilpan; este cargo, cuya vigencia es de tres años, le confiere a quien lo ocupa el poder de representación ante las autoridades nacionales, estatales y municipales. La persona que asume este nombramiento, elegida democráticamente, goza de prestigio y de respeto ante la comunidad. Asimismo, durante tres años, los delegados, seleccionados en las asambleas generales, son las autoridades civiles que representan a la comunidad; se nombran seis representantes: tres delegados con sus respectivos secretarios y sus suplentes. Los delegados, la máxima autoridad del pueblo, tienen una función administrativa, civil y de representación ante el municipio y el estado. Existe también un representante del comisariado ejidal y otro del comisariado comunal, el presidente y los jueces de agua, así como los secretarios y los suplentes respectivos de cada cargo.

Además de estas autoridades, se encuentran los guardias de seguridad o policías, que son los ayudantes de los delegados y los responsables de vigilar el orden en el pueblo; a su vez, éstos tienen a su cargo a los capitanes de faena, que se organizan para formar grupos de ayuda mutua. A través de esta forma de organización social tradicional, los hombres y las mujeres prestan un servicio o trabajo en beneficio de la comunidad, por ejemplo, en la construcción y pavimentación de caminos, en la edificación de zanjas, en el mantenimiento de los canales de riego y, en general, en el funcionamiento y conservación de los servicios que requiere el pueblo.

Cría de Trucha

La cría de truchas en el valle Matlatzinca. Temascaltepec, Estado de México.
Fotógrafa Alma García,2002.
Acervo personal.

 

Las autoridades religiosas: la mayordomía de San Francisco Oxtotilpan


La organización religiosa de San Francisco Oxtotilpan se estructura a través del sistema de cargos, los cuales tienen duración de un año; su elección se efectúa de manera interna entre los miembros de la mayordomía saliente. La asignación de los nuevos cargos, su aceptación y notificación ante la familia, las autoridades civiles y el conjunto de la comunidad, conllevan todo un complejo ceremonial que se lleva a cabo año con año y que culmina de manera exuberante el 29 de noviembre, día de San Andrés, con el ritual del nombramiento de los cargos que integran la mayordomía.

La mayordomía se compone de ocho mayordomos, cada uno auxiliado por un mbechoque o ayudante. En una escala ascendente, la máxima autoridad la constituye el fiscal, tradicionalmente una persona de mayor edad que ya ha asumido los cargos de menor jerarquía. Le sigue en orden de importancia el fiscalito, y luego se encuentran los demás mayordomos y sus mbechoques. También forman parte de este sistema religioso los cantores y los rezanderos, cuya importancia es fundamental.

El sistema de cargos en San Francisco Oxtotilpan constituye el eje a través del cual se organizan las ceremonias religiosas durante todo el año; cada uno de los mayordomos, con su respectivo mbechoque, asume el festejo de aproximadamente tres santos, además de la atención a una imagen religiosa específica. Después del fiscalito, en orden de importancia, se encuentran los siguientes mayordomos: el que tiene a su cargo la Virgen de Guadalupe, el responsable de las Cruces grandes, el de las Cruces chicas, el encargado de la Virgen María, el de las Ánimas Benditas y, por último, el mayordomo del niño Dios.

De esta manera, la intensa vida ceremonial para los Matlatzincas constituye una parte esencial que los unifica y cohesiona como grupo étnico. Es importante resaltar, en este sentido, que el “compromiso o servicio” asumido por los mayordomos y sus mbechoques en el pueblo no se limita al nivel personal; su participación involucra a todos y a cada uno de los miembros de su grupo familiar: la esposa, la madre o los parientes cercanos de los mayordomos y de los mbechoques, quienes trabajan y prestan sus servicios en todas las festividades que se llevan a cabo: se encargan de la preparación de la comida ritual y festiva, que se realiza en forma constante, y asisten a las ceremonias religiosas, a las procesiones y a los eventos de carácter festivo que se van presentando a lo largo del año; asimismo, a partir de la celebración de los rituales establecen lazos de reciprocidad de ayuda mutua y económica con otros miembros de la comunidad. Por otro lado, la participación de los niños en los compromisos rituales y en las fiestas crea un eficaz mecanismo de reproducción y transmisión de las tradiciones, impidiendo que éstas sean olvidadas o abandonadas. De esta manera, la participación de cada uno de los mayordomos se extiende a un nivel social más amplio, involucrando incluso a la comunidad entera.

Mayordomía Cambio
El cambio de mayordomía, nombramiento de los nuevos cargos. Temascaltepec, Estado de México.
Fotógrafa Alma García, 2001.
Acervo personal.

 

En defensa de su historia

No sólo la tierra ha sido motivo de resistencia y lucha para los Matlatzincas, sino también el derecho de poseer una cultura ancestral que los identifica y cohesiona como grupo étnico diferenciado. La defensa activa de esta historia se expresa de diferentes formas en la vida cotidiana del campesino Matlatzinca: en su manera de pensar, de vivir, de concebir el mundo y el universo, y en el tipo particular de relación que establece con la naturaleza que lo rodea, parte fundamental de su esencia y sentir. Respecto de esta unión hombre naturaleza, los Matlatzincas mantienen un estrecho vínculo con la tierra y con la lluvia, base de su sustento diario, que tiene que ver con la enseñanza transmitida de generación en generación por sus ancestros. Esta fuerte relación con la naturaleza se manifiesta y forma parte de la principal actividad económica en San Francisco Oxtotilpan: el cultivo del maíz de temporal. En torno a él, los Matlatzincas realizan una serie de rituales de carácter agrícola articulados con el santoral católico para propiciar el buen logro de las cosechas y, por tanto, asegurar el mantenimiento y bienestar en general.

El ciclo ritual agrícola matlatzinca

El ciclo ritual agrícola Matlatzinca se vincula con el periodo de siembra cosecha: éste inicia con la bendición de las semillas el Miércoles de Ceniza, fecha que es variable, pero que casi siempre acontece en el mes de febrero; continúa el 25 de abril, día de San Marcos, con la petición de lluvia; luego el 3 de mayo, día de la Santa Cruz, y el 15 de mayo, día de San Isidro Labrador; después el 6 de agosto, día de San Salvador o de la “caña chiquita”, y el 15 de agosto, día de la Asunción de María o Fiesta de la Caña, y, finalmente el ciclo ceremonial culmina el 1 y 2 de noviembre con la festividad de los muertos.

Rituales propiciatorios

Bendición de las semillas.

En la época de sequía, en los primeros meses del año, los agricultores empiezan a preparar las tierras de temporal para sembrar el maíz, durante marzo y abril. Como ya vimos, con la bendición de las semillas, el Miércoles de Ceniza, inicia el ciclo ritual. Desde temprano, puede observarse una gran movilización en la comunidad: a lo largo de los parajes y de las veredas, las mujeres y las niñas, exclusivamente ellas, se dirigen a la pequeña iglesia del poblado cargando canastas y bolsas de maíz, frijol, haba, agua, imágenes religiosas, ceras y atados de flores del campo.

Los peregrinos en gran número colocan las semillas, el agua y las imágenes en el pasillo central de la iglesia para que reciban la bendición. Los rezanderos oficiales de la comunidad inician los rosa ríos como preámbulo a la ceremonia, la cual posteriormente oficiará el sacerdote. Por otro lado, la mayordomía ya ha realizado las labores necesarias en el recinto: la limpieza, el arreglo del altar, la quema del incienso y el llamado a la comunidad a través del toque de las campanas. En esta ceremonia se pide por el logro de las buenas cosechas, la abundancia de agua y el “bienestar en general”. Una vez benditas, las semillas serán colocadas provisionalmente en el altar doméstico, junto a las imágenes de los santos, los cirios, las flores del campo y el copal, para después ser utilizadas en la siembra, pues la “protección” obtenida mediante la bendición evitará cualquier mal en la cosecha.

Las ofrendas y procesiones son parte de la petición de lluvia.

Como parte de este mismo ciclo de propiciación de las lluvias, el 25 de abril, día de San Marcos, se inicia el rosario organizado por los rezanderos oficiales de la comunidad. Después, el conjunto de los ocho mayordomos y sus mbechoques, las mujeres, hombres y niños del pueblo realizan la petición de la lluvia en una procesión encabezada por San Marcos, pues es a este santo, específicamente, a quien se le pide mande la lluvia necesaria para el crecimiento y buen logro de las cosechas. La procesión se realiza alrededor de la pequeña iglesia del poblado y va acompañada de cantos, rezos, la quema de copal y el tronido incesante de los cohetes que “es el llamado a la lluvia”.

Protección de los campos.

El día 3 de mayo, los campos son protegidos por los campesinos a través de la colocación, en los sembradíos, de una cruz bendita coronada con flores, pues pronto se espera la llegada oportuna de las lluvias. Previo a este ritual, ya se ha realizado con gran solemnidad la procesión de la Santa Cruz, acompañada con la profusión de cohetes y la quema de copal. Sin restar importancia a esta ceremonia, cabe resaltar que, para los matlatlzincas, a diferencia de los demás pueblos de ascendencia mesoamericana, este día dedicado a la Santa Cruz no parece mostrar el exuberante ceremonialismo que se lleva a cabo en otras regiones, principalmente en las de origen nahua.

Culto al Xinantécatl o Nevado de Toluca.

Es una importante tradición que tiene profundas raíces prehispánicas, forma parte de la constante preocupación del hombre por controlar los fenómenos climáticos, y también es una manifestación de su relación con las actividades productivas básicas para la reproducción y sustento de su comunidad. Dentro de esta cosmovisión milenaria, los cerros y las lagunas, a los que los Matlatzincas prehispánicos consideraban lugares sagrados, eran objeto de una profunda veneración; por ello, en el Xinantécatl se hacían ofrendas en las lagunas del Sol y de la Luna para propiciar las lluvias y con esto la fertilidad de la tierra; además, se pensaba que sus aguas poseían un gran valor curativo y de revelación sobre el futuro de las cosechas.

En la actualidad, en tiempos de sequía, los Matlatzincas de San Francisco Oxtotilpan realizan una peregrinación al Nevado de Toluca con la finalidad de propiciar las lluvias indispensables para sus labores agrícolas. Así, esta montaña la relacionan con la fertilidad de la tierra a través de la lluvia.

Rituales de agradecimiento

Por las buenas cosechas. Al finalizar el tiempo de secas, el ciclo ritual agrícola continúa con la fiesta de San Isidro Labrador, que se celebra el 15 de mayo, denominada “de la ropa vieja” o “de los que se disfrazan de viejo”.

En el festejo de este santo considerado el patrono de los trabajadores del campo se realiza un baile en el que las yuntas de reses, bueyes y caballos, ataviados con collares de flores, adornos de papel y globos, son las figuras centrales, junto con los personajes disfrazados de animales, de extranjeros, artistas, políticos o estrellas hollywoodenses. La alusión a la siembra y a la fertilidad de la tierra, a la propiciación de la lluvia, a la protección de los animales y la veneración al santo católico relacionado con la obtención de las buenas cosechas, constituyen los elementos centrales que originan esta celebración. El rezo de los rosarios, las ofrendas de flores y ceras, el tronar de los cohetones y la música de banda no pueden faltar en honor del santo.

La caracterización de los personajes humorísticos en la fiesta, por su parte, revelan las problemáticas que los pueblos indígenas detectan. En esta parodia se representa al diablo cristiano, a la prostituta encarnada en las mujeres citadinas o extranjeras, al galán mujeriego que ostenta una mujer a cada lado y pelea por la posesión de otras más. Todos ellos, con el rostro oculto, evocan las acciones o elementos que evidencian amenazas latentes en contra de la continuidad cultural de la comunidad.

La participación de los jóvenes, adolescentes y niños en este festejo es de suma importancia, pues serán ellos, en la edad adulta, quienes transmitirán esta tradición que se remonta muchos años atrás. Cabe resaltar que la fiesta de la siembra, con todas sus manifestaciones, y la profunda veneración a San Isidro Labrador forman parte de una importante tradición que comparten algunos de los pueblos asentados en la región central del actual Valle de Toluca.

La Fiesta de la Caña Chiquita. En plena época de lluvias, el 7 de agosto, día de San Salvador, marca la apertura de la cosecha.
Las mujeres, hombres, y niños Matlatzincas llevan a la pequeña iglesia del poblado las primeras cañas, producto de la siembra de temporal, para, posteriormente, participar en la procesión que ese día encabeza San Salvador. Una vez benditas en la ceremonia oficiada por el sacerdote, las cañas son colocadas en los altares domésticos.

La Fiesta de la Caña. El 15 de agosto, día de la Asunción de María, además de rezarse los rosarios, se realiza una procesión. En un acto de reciprocidad por los favores pedidos, la comunidad ofrece a la Virgen, en agradecimiento, sus humildes atados de flores, las ceras, el sahumerio y los cohetes, con la esperanza del logro de la maduración de las mazorcas en el mes de noviembre. El nombre de Fiesta de la Caña se explica porque hace algunos años se acostumbraba a llevar como en la fiesta de San Salvador las cañas para que fueran benditas.

Tiempo de cosecha. El Día de Muertos, otra de las celebraciones más significativas del ciclo ritual anual, cae en la época en la cual se inicia la cosecha y, por ende, marca el cierre del temporal. Esta fiesta permite a la comunidad matlatlzinca reencontrarse con los santos difuntos, y también con aquellos familiares que han migrado en busca de mejores alternativas económicas, pues por estas fechas regresan al pueblo para participar activamente en la realización del ritual, que incluye tanto la preparación de los alimentos como la elaboración de cada uno de los elementos que integrarán la ofrenda.

La ofrenda que se elabora en el camposanto, al igual que la de la casa, es bellamente enmarcada en una hoja de palma o imbaní, en idioma Matlatzinca, que crece de forma silvestre; a ésta se suma el rosario de flores de cempasúchil o chintení en Matlatzinca, con lo cual se logra una imagen visual de gran impacto y colorido.

Al mediodía del 1 de noviembre, las campanas empiezan a repicar con el fin de llamar a los muertos, pues el sonido los guía para que no se pierdan en el camino y lleguen a casa; el repique de las campanas continúa hasta el mediodía del 2 de noviembre, día de los difuntos mayores.

El ritual nocturno: lazos de reciprocidad.

A partir de la medianoche, cada mayordomo, acompañado de su mbechoque, de su “Tata” y de algunos jóvenes del pueblo, pasa a las casitas desperdigadas en el bosque para “recoger” tamales y pollo con mole rojo y de semilla de calabaza, para, posteriormente, llevarlos a la iglesia; ahí se reúne todo lo recogido por cada uno de ellos, y se comparte con los que se encuentran tocando las campanas. En esta velada, la comida se acompaña con café, aguardiente y pan. El ofrecimiento generoso de la comida ritual y el ambiente cordial de convivencia que se mantiene, es una manera de corresponder y reconocer el “servicio y trabajo” desempeñado por el grupo de la mayordomía durante todo el año, y que está próximo a concluir.

A escoger pareja. Además, cabe mencionar que, según la tradición, esta noche es la ocasión propicia para los jóvenes que quieren unirse formalmente con alguna muchacha. El ritual consiste en aventar a los pies de la joven elegida un chilacayote, que precisamente se ha cortado de manera furtiva en esta noche; es el momento formal de iniciar una relación con la aprobación expresa del Tata o padre de familia. Si éste consiente, el ritual se formaliza con la Choyatá, discurso en un lenguaje ritualizado con el cual el Tata, de manera solemne, agradece al pretendiente el respeto a “el costumbre”, y otorga o no el consentimiento para la unión. En caso de aceptar, el ritual concluye después de compartir un jarro de pulque o aguardiente. Actualmente, el ritual en su estructura formal continúa vigente, aun cuando la unión de ambos pretendientes no llegue a concluirse. Según la versión obtenida en la comunidad, la Choyatá es una tradición que se remonta al tiempo de los “abuelos, de la gente mayor”.

La celebración de cada una de las fiestas del ciclo expresa un nexo global que se entreteje de manera continua; en su conjunto, éstas evidencian una manera de concebir el ciclo de siembra cosecha, es decir, de vida, fertilidad y muerte.

Vida cotidiana y festiva: “el costumbre”

Además de estas celebraciones, la comunidad Matlatzinca participa en una intensa vida ceremonial que se refleja en los momentos del ciclo vital: nacimiento, matrimonio y muerte, así como en las relaciones rituales y sociales que se derivan de estos acontecimientos, como es el caso del compadrazgo; estas relaciones perduran toda la vida y entrañan un gran respeto. Los santos del culto católico que se festejan a lo largo del año son varios, como se puede observar en el siguiente cuadro.

1 de enero Fiesta de Año Nuevo Misa y procesión
6 de enero Día de los Reyes Magos Misa y procesión
2 de febrero Día de la Candelaria Misa y procesión
Marzo - abril Celebración de la Semana Santa Misa, procesión y la Pasión de Cristo
19 de marzo Día de San José Misa y procesión
25 de abril Día de San Marcos Misa y procesión
3 de mayo Día de la Santa Cruz Misa y procesión
15 de mayo Fiesta de San Isidro Labrador Misa, procesión y la Fiesta de la Ropa Vieja
7 de junio Día del Sagrado Corazón de Jesús Visita al poblado de Mesón Viejo
7 de agosto Día de San Salvador Misa y procesión
15 de agosto Día de la Asunción de la Virgen Misa y procesión
21 de septiembre Día de San Mateo Visita a San Mateo Almomoloa
29 de septiembre Día de San Miguel Visita a San Miguel Oxtotilpan
4 de octubre Día de San Francisco de Asís Fiesta patronal
15 de octubre Día de Santa Teresa Misa y procesión
28 de octubre Día de San Judas Tadeo Misa y procesión
2 de noviembre Día de Muertos Misa y procesión
29 de noviembre Día de San Andrés Misa
8 de diciembre Día de la Virgen de la Concepción Misa y procesión
12 de diciembre Día de la Virgen de Guadalupe Misa y procesión
25 de diciembre Fiesta de la Natividad Misa y procesión
28 de diciembre Día de la Sagrada Familia Visita al poblado La Comunidad

 

La fiesta patronal: San Francisco de Asís y la visita de los santos

“Es una costumbre que viene de los abuelos, de los viejos, pues San Francisco, San Miguel y San Mateo son como hermanos, y en su día, los santitos se visitan”.

El 4 de octubre es la fiesta patronal de San Francisco Oxtotilpan; sin embargo, desde varios días antes, el santo peregrino se integra a la celebración de las fiestas patronales de sus vecinos hermanos: San Mateo y San Miguel. El primer día de fiesta es el 21 de septiembre, día de San Mateo, y es entonces cuando las imágenes de San Francisco de Asís y San Miguel se unen al festejo del santo patrono del poblado vecino de San Mateo Almomoloa, población nahua que, aproximadamente siete días antes, recibe las imágenes peregrinas, lo mismo que a las mayordomías de ambas comunidades y a una enorme cantidad de habitantes de los respectivos pueblos. Cuando en San Mateo ha terminado la fiesta, varios días antes del 29 de septiembre, día de San Miguel, las tres imágenes son llevadas al poblado de San Miguel Oxtotilpan para unirse al festejo de su santo patrón.

De nueva cuenta, los mayordomos y un gran número de habitantes de las tres comunidades se unen a la celebración. La última es la del 4 de octubre, día de San Francisco. Actualmente, a esta tradición que hermana y cohesiona a los respectivos pueblos se les han unido las poblaciones vecinas de Mesón Viejo, que realiza una fiesta el 7 de junio, día del Sagrado Corazón de Jesús, y La Comunidad, con el festejo patronal de la Sagrada Familia. En cada una de estas celebraciones, el uso intenso del incensario, del copal, los atados de flores, las ceras, las ofrendas, la comida ritual, los convites o la música de banda, constituyen elementos indispensables de la vida cotidiana y ceremonial que identifica y cohesiona a la comunidad Matlatzinca.

La sabiduría tradicional

Otra manifestación relevante que forma parte del particular acervo cultural Matlatzinca es la conservación del conocimiento, y transmisión, de la medicina tradicional, la cual es utilizada sobre todo en enfermedades reumáticas, artríticas, del estómago, de la cabeza o en atención previa y posterior al parto. Otro importante aspecto de la medicina tradicional es el tratamiento de aquellos casos de carácter no natural, como el “susto, el mal de ojo, el aire o el espanto”.

Además de las plantas medicinales, es sumamente significativo el consumo de los hongos, tanto como alimento como en su uso ritual y terapéutico. Por sus efectos alucinógenos, los Matlatzincas consideran a los hongos mejor conocidos como “santitos” entidades sagradas capaces de curar y pronosticar las enfermedades. En el idioma nativo se utiliza la palabra chówi para designar al hongo comestible y para el alucinógeno, netochutáta, que implica lo sagrado, el ancestro.

Existen destacados curanderos y curanderas de gran prestigio que utilizan en sus Una manifestación relevante del acervo cultural Matlatzinca es la conservación del conocimiento y la trasmisión de la medicina tradicional.

Tratamientos tradicionales los recursos naturales que les provee la naturaleza.

Este conocimiento es transmitido por los abuelos a sus nietos o los padres a sus hijos, aunque cabe señalar que no todos poseen la facultad de desarrollar esta habilidad. Algunos curanderos adquirieron poderes curativos al sobrevivir al impacto de un rayo.

La extracción del aguamiel y la elaboración del pulque para consumo interno y para su venta, se suman a estas manifestaciones culturales de hondas raíces mesoamericanas. Por otro lado, el temascal, cuyo uso continúa vigente, también forma parte del saber tradicional; éste se utiliza con fines terapéuticos posteriores al parto, en el tratamiento de enfermedades musculares, de huesos, al igual que como baño familiar.

Sobre el idioma matlatzinca

La lengua Matlatzinca forma parte de una gran familia lingüística: la otopame, que se halla divida en dos grupos: las pameanas, que incluyen el pame del norte, pame del sur (extinto) y el chichimeco jonáz, y las otomianas, de las que forman parte el otomí mazahua y el Matlatzinca-ocuilteco. En la época prehispánica, los hablantes de Matlatzinca ocupaban una extensa área territorial que se extendía en la parte central del Valle de Matlatzinco, como ya se mencionó; esta lengua también se hablaba en algunas regiones de Guerrero y Michoacán. En el Valle, el Matlatzinca predominaba en gran medida sobre el otomí, el mazahua y el ocuilteco, pero actualmente sólo se habla en San Francisco Oxtotilpan.

Matlatzinca es un vocablo náhuatl que significa “los señores de la red” o “los que hacen redes”; este nombre viene de matlatl, red; tzin, reverencial, y catl, gentilicio. Los Matlatzincas fabricaban redes y las utilizaban para cargar el maíz, como hondas durante la caza y, probablemente, en las guerras. Los nahuas también llamaron quátlatl a los Matlatzincas, “porque siempre traían su cabeza ceñida con una honda”. Por su parte, Bernandino de Sahagún relaciona el término Matlatzinca con una práctica ritual de sacrificio, que consistía en poner a un hombre en la red y darle vueltas hasta “que le hacían echar los intestinos”.

Sin embargo, debe señalarse que los Matlatzincas se reconocían con vocablos de su propio idioma: nintambati, que significa “los de en medio del Valle”, y nepynthathahui, “los de la tierra del maíz”. Durante esta etapa del dominio mexica, al asentarse en la región de los purépechas, éstos los llamaron pirindas (“los de en medio”) y charenses. Este último nombre se les aplicó por establecerse en el pueblo de Charo, en la región purépecha.

El idioma matlatzinca ¿en vías de desaparición?

Actualmente, San Francisco Oxtotilpan cuenta una población aproximada de 1,329 habitantes. En su mayoría, las personas adultas y los jóvenes hablan el idioma; los adolescentes y los niños lo entienden, pero lamentablemente ya no lo utilizan. Encontramos varias razones que explican el abandono paulatino de la lengua nativa por parte de estas nuevas generaciones. XII Censo Nacional de Población y Vivienda, México, INEGI, 2000.

En relación con los adolescentes, las precarias condiciones económicas en las que viven las familias Matlatzincas hace necesario que éstos contribuyan con el gasto familiar, debido a lo cual se ven obligados a incorporarse al trabajo asalariado y a migrar hacia otros lugares. San Francisco es un poblado esencialmente agrícola, razón por la que la migración se convierte en la única alternativa económica. No obstante, la falta de recursos económicos por parte del campesino para mejorar la calidad de la tierra y la falta de apoyo al campo por parte del Estado han propiciado la paulatina pobreza de las tierras; por ello, la producción agrícola es escasa y no alcanza a cubrir las necesidades básicas de la familia. La ausencia de instituciones educativas a nivel superior o técnico es otro factor que incide para que los jóvenes salgan del poblado, adquieran otras costumbres y abandonen el uso del idioma.

Por otro lado, la política educativa nacional, desde hace varios años, impuso la enseñanza básica en español, lo cual propició que los niños ya no utilicen la lengua Matlatzincas.

La insistencia por parte de los padres y abuelos en preservar no sólo el idioma Matlatzinca sino el conjunto del saber tradicional, constituyen un eficaz mecanismo que asegura la permanencia y reproducción de la cultura Matlatzinca nativa en esta importante etapa de su proceso educativo.

¿Nos encontramos, entonces, ante la desaparición y pérdida de un idioma que forma parte distintiva importante de este grupo étnico? Esperamos que no, y que la enseñanza del idioma en casa, el uso cotidiano, la preocupación e insistencia por parte de los padres y los abuelos en preservar no sólo el idioma Matlatzinca si no el conjunto del saber tradicional, de la memoria, de la cosmovisión y de “el costumbre”, que se transmiten día a día, constituyan un eficaz mecanismo que asegure la propia permanencia y reproducción de la cultura Matlatzinca, como hasta ahora se ha logrado.

Los matlatzincas y la migración

Hoy en día, en San Francisco Oxtotilpan existe una fuerte migración de población especialmente joven, tanto femenina como masculina; a partir de los 16 años, ésta emigra principalmente a la ciudad de Toluca, a Nezahualcóyotl, a Chimalhuacán o al Distrito Federal en busca de mejores alternativas económicas. En su mayoría, los jóvenes se dedican a trabajos escasamente renumerados, como la albañilería, la carpintería, el trabajo doméstico, como obreros o en el comercio informal; otros se incorporan a la industria y un porcentaje pequeño migra hacia Estados Unidos.

En relación con este fenómeno de migración, es importante mencionar que los vínculos familiares, de pertenencia étnica, de participación en los rituales que se celebran en la comunidad no se han perdido, pues la gran mayoría de la población migrante apoya y contribuye económicamente tanto en la realización de los festejos como en la propia economía familiar de los que viven en San Francisco.

Asimismo, el retorno masivo de los migrantes, sobre todo en los días, festivos, estrecha los vínculos con la población y restablece los lazos culturales que refuerzan el sentido de pertenencia a la comunidad.

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